América, la década de los veinte; una sociedad impulsada por los vicios, el dinero y el poder. Mientras que los políticos más serios y firmes tratan de detener la creciente producción ilegal de alcohol que se declaró como tal con La Ley Seca, los más astutos tratan de sacar partido de ella, vendiendo y revendiendo estas sustancias al populacho. La trama del rol gira en torno a estos maravillosos años, donde las fiestas y la corrupción conviven en un ambiente clasista, donde no hay cabida para los hombres honorables.
El alcalde de Atlantic City -ciudad donde toma forma la trama- es el hombre más rico y poderoso del lugar. Con su cuñado como sheriff local, sus amistades al otro lado del charco y sus influencias políticas, hace prácticamente lo que quiere y cuando quiere. En cuanto la Ley Seca comenzó a funcionar, vio en ello de inmediato un negocio que podría hacerle de oro, y lo aprovechó al máximo. Todos saben, de una manera u otra, que el dirigente no es trigo limpio, mas nadie se atreve nunca a cuestionarlo –y del mismo modo nadie a día de hoy ha sido capaz de encontrar pruebas que lo incriminen.
Sin embargo, en Atlantic City también existe un gran asentamiento de irlandeses, la llamada “Irish Mob”, que con sus riquezas y poder, luchan continuamente con la mafia estatal por la hegemonía del licor, del opio y del resto de contrabando.
¿Te parece poco? Pues eso no es todo. Tras este entramado de guerrillas entre mafias y conflictos políticos, en la ciudad comenzarán a pasar cosas extrañas como desplomes o incrementos bursátiles completamente repentinos, destrucciones de los almacenes de alcohol de la mafia estatal, incendios de los asentamientos de la Irish Mob… ¿Qué o quién se esconde tras estos sucesos? Nadie lo sabe en realidad, pero todos culpan a sus respectivos enemigos.
Al margen de ello, nos encontramos en una ciudad en la que un puñado de dólares pueden hacer que hasta la mente más centrada decida abandonar sus principios y darse a la buena vida. Periodistas, bailarinas de cabaret, prostitutas, políticos, policías, artistas, dependientes, taberneros, todos bailan en un ambiente frenético. ¿Eres tú uno de ellos?
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